Cuando no gano un certámen, las primeras sensaciones que experimento son de tristeza, desilusión y decepción.
Intentando analizar porqué no gano, de momento me decanto por estas 3 posibles razones:
- sobre gustos, colores (no importa lo bien que lo hagas si al jurado le gusta más otra cosa)
- soy extranjera (y no me refiero a racismo sino a que mis canciones tienen raíces musicales diferentes y son más difíciles de digerir a la primera)
- no soy lo suficientemente buena
Habiendo dado entre el 95 y el 100% de lo que tenía para dar en cada oportunidad, y siguiendo con esta catársis de sinceridad, de momento me decanto más por un empate entre la 1) y la 2) puesto que si fuese por la 3era. razón, pienso que tampoco debería haber llegado a las finales siendo una desconocida en estas tierras.
Sin embargo, como soy de naturaleza optimista, cuando me llevo una bofetada, intento rescatar lo positivo de la experiencia para cambiarme el humor y recuperar mi habitual sonrisa que es donde me encuentro.
Y es allí donde aparece la cara b de los certámenes...
...que no es ni más ni menos que alegrarse con las cosas lindas que se viven en el "backstage" y que sólo se pueden disfrutar si se realiza la experiencia.
En el certámen "Abril para Vivir", viví ese lado b a tope! :)

Y que conocí, por ejemplo, a través de la fragilidad en los momentos de nervios y de tensión que compartimos antes del comienzo del certámen en sí o incluso en los instantes previos de la asignación del orden de actuación.
Las mismas que conocí horas antes, a través del conducto de aire del hotel donde nos hospedábamos todos, mientras los escuchaba repasando las canciones que se entremezclaban en algo inaudible pero muy pintoresco y divertido y a los que intentaba poner nombre... esa será María Rozalén o Adriana Moragues? y ese será Víctor Lemes o Alejandro Rivera?
Las mismas con las que reí momentos después, cuando me puse a hacer mis "gorgoritos" para calentar la voz, y a través de ese mismo conducto de aire se escuchó un par de ecos de mis risueñas compis que me estaban imitando...
Personitas generosas y solidarias que en el momento en el que mi guitarra se queda sin pila justo al comenzar mi actuación, salen corriendo a darme la suya... GRACIAS Alejandro!

Y reirme un rato con Rubén Garfi o mientras regresábamos al hotel conversando con Pedro Herrero...
O compartir el cariño a través de un montón de abrazos que nos dimos con Muerdo y volvernos a encontar a a la vuelta de una esquina en Granada...
que tuve el placer de conocer gracias a que la final del certámen se realizara allí.
En fin, como dicen por ahí: "no se consuela el que no quiere" y con estos ejemplos, queda más que demostrado, que más allá del resultado, vale la pena vivir ese lado b, que es en definitiva, donde encontraré siempre mi sonrisa.
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